PERFIL DE LAS COMPLICIDADES

 

 


 

E

El amor es uno de los bienes emblemáticos de la vida. Breve o extendido, espontaneo o minuciosamente construido, es de cualquier manera un apogeo en las relaciones humanas.

Mario Benedetti 

 

 

 

 

No es difícil descubrir detrás de sus gafas de profesor empedernido, un “inquieto rumbrero” como lo dijera el sabio anacobero, que en una errante búsqueda en medio de música y amores, sale vagabundeando hasta los linderos imposibles del amor para inventarse sus propios sueños, esconderlos y más tarde públicamente darse por sorprendido con ellos en la exaltación de la pasión, en medio de un torbellino de amistades, siempre juntos alrededor de las musas.

 

 

Guillermo Martínez, siempre con su bonachona sonrisa, fácilmente se entremete en el rebusque del amor, en el querer el amor, en el esconder el amor, para luego dejarlo al garete frente a la luz de los recuerdos, pero perfectamente hilados y uniformados con relación a los sentimientos y sueños que no tienen prisa, ni tiempos, ni perversas ortografías que atajen el curso del corazón, al que por suerte le ha quitado las manecillas para seguir inventando y tejiendo añoranzas en el sintiempo de su vida.

 

 

A veces, con su trasegar se deja descubrir en esa anarquía tan necesaria cuando se quiere amar eternamente y perseverar en los pasajeros destinos del vivir, para regresar siempre a resguardarse en ese niño que justifica su rebeldía y posesión de sus por-venires de pronto trágicos, pero que no le importan; son sus fantasmagorías también un escapismo a los vericuetos del alma andariega enredada en las nostalgias y fantasías que él suele llamar sueños, amores, divagaciones, ternuras, recuerdos, pasiones, alucinaciones, disparates, embrujos, travesías, ausencias... todos incontrolables en una síntesis sin tiempos ni manecillas, ni horas, ni minutos, es su mejor trinchera para achacarle la culpa al corazón cuando de buscar amores y enredarlos en la música se trata, siempre con los amigos cómplices de los mejores días.

 

 

 Ese repasar y volver a pasar por los linderos del amor públicamente escondido, este trajinar por los caminos de la contradicción entre los tiempos y los sueños, lo define Guillermo como el encantamiento de las pasiones extraviadas con fantasmas ladrones de momentos y alegrías, frustradas unas, enaltecidas otras, pero al fin y al cabo amores apasionados en medio de su caminar pasito y de hombros encogidos hacia el patíbulo de las pasiones, pero deliberadamente va dejando siempre una vía de escape, de libertad, de recrear y volver y encontrar nuevamente entre músicas y tiempos con sus amores y amigos, en especial la salsa con sus ritmos mágicos que encantan, embrujan y esconden en los zaguanes de la ternura a los enamorados que quieren inventarse en cada beso el hecho de amarse eternamente.

 

 

Hipólito Blanco